2. EL BIERZO: UN GRAN CONTENEDOR DE PATRIMONIO NATURAL Y CULTURAL SOMETIDO A IMPORTANTES ACTIVIDADES DESTRUCTIVAS

2.1. Una mirada a la belleza: la biodiversidad Natural y el patrimonio cultural

“Vamos a entrar en un país encantado, de nombre, fisonomía y producciones peculiares respecto a la región que la contiene, circunscrito por ásperas e importantes sierras, rico en metales, exuberante en aguas, copioso en variados frutos, pintorescos en tradiciones, poblado de monasterios y castillos, fecundo de antiguas memorias y preciosos monumentos”

José Maria Cuadrado, 1855

Recuerdos y Bellezas de España

El Bierzo es una de las comarcas más bellas y evocadoras de la Unión Europea. Su caprichosa forma circular está repleta de mágicos espacios para mirar, sentir y vivir. Este maravilloso territorio rebosa patrimonio natural y cultural y por ello ha sido reconocido como Patrimonio de La Humanidad o Reserva de la Mundial de la Biosfera. (Fernández-Manso, 2008).

Sí, El Bierzo es singular y su geografía ha seducido a todos los que le han sabido mirar. El Bierzo es una fosa tectónica rellenada de materiales modernos y montaña de complicada morfología; paisajes llanos y accidentados; amplias vegas y valles encajados; tierras fértiles y míseras; bosques impenetrables y calveros; espacios atractivos e inhóspitos. El Bierzo constituye una gran unidad geográfica que rebasa el marco conceptual de lo que entendemos por comarca (Cabero, 1985). Si hay una característica singular que imprime personalidad al Bierzo como región natural esa es la del continuo cerco montañoso que lo ciñe, y que sólo el río Sil interrumpe al sur de Toral de los Vados, comunicando la comarca con Valdeorras a través de la escotadura de La Barosa. La Geografía de El Bierzo es infinitamente circular.

Numerosos escritores han profundizado en esta idea. Por ejemplo, ya en el siglo XVIII Datolí y Munárriz observaban que El Bierzo queda encerrado por todas partes por una cadena de montañas que forman una especie de anfiteatro, viniendo a parar en una llanura, que es lo que llaman Bierzo Bajo (Balboa de Paz, 1992). El padre Flórez mucho más conciso afirmaba que “No puede entrarse sino es bajando, ni puede salirse sino es subiendo”. Pero quizás quien más aprovechó las virtudes de la mirada fue Gil y Carrasco (1844) que expresó magistralmente ese sentimiento circular con aquel “Quedáronse entonces entrambos en silencio como embebecidos en la contemplación del soberbio punto de vista que ofrecía aquel alcázar reducido y estrecho, pero que semejante al nido de las águilas, dominaba la llanura”. Muchos hemos sido los que nos hemos sido hipnotizado con esta geografía extraña y única.

Pero la geografía no es nada más que el contenedor, en esta comarca el contenido es realmente importante y trascendente. El círculo de montañas es el resultado de importantes convulsiones orogénicas y significativas fuerzas glaciares. La geología resultante es única y extremadamente rica en minerales. En su interior se aloja la energía del carbón y el fulgor del tan codiciado oro. Esta riqueza geológica alberga bellos restos fósiles, paisajes pretéritos, como por ejemplo, los bosques carboníferos del estefaniense.

Sobre estos relieves geológicos se asienta una importante red hidrográfica que articula y da vida a todo el territorio. El Sil y toda una palma de afluentes reparten generosamente agua por la comarca. El Bierzo está regado por ríos de abundancia y diversidad de aguas. El agua, el clima y los suelos proporcionan a la comarca un potencial agrario evidente, que se manifiesta en el reconocimiento de sus cultivos.

El papel protector del relieve, la baja altitud media así como las características termopluviométricas, crean unas condiciones ecológicas singulares, manifestadas en una rica y variada vegetación. La estratégica situación de la comarca entre dos regiones florísticas (Mediterránea y Eurosiberiana) da a este territorio una gran relevancia geobotánica y biogeográfica. Así, dentro de un mismo valle podemos encontrar sotos de castaños y rebollares, junto con especies típicamente mediterráneas como encinares y alcornocales. La importancia biográfica se expresa también con la existencia de importantes endemismos y en su flora relicta. Se asocia a esta riqueza vegetal una variada e interesante fauna. El Bierzo sigue componiendo una geografía mágica, acerada por una benevolencia ecológica (Sánchez Dragó, 1995)

Alguien dijo: “Cuanto más atrás puedas mirar, más adelante verás”. Para conocer El Bierzo hay que repasar su historia, mirando a través del tiempo. La dilatada historia de la comarca ha generado un variado e interesante patrimonio cultural. Un patrimonio de transito, de síntesis, de mestizajes: la suma de un sinfín de culturas que encontraron aquí su hogar. Las riquezas naturales han sido aprovechados desde antiguo. Asentamientos calcolíticos (de los que se conservan simbólicas pinturas rupestres), pueblos celtas, colonizadores romanos. El Bierzo ha sido un lugar de caminos, de rutas, de travesías, de intercambio. Ni en el pasado ni en el presente se puede entender la comarca sin el Camino de Santiago.

Este patrimonio natural y cultural ha sido calificado con los más altos reconocimientos. La UNESCO ha reconocido a Las Médulas y El Camino de Santiago como Patrimonio de la Humanidad y a Los Ancares como Reserva de la Biosfera. La Unión Europea ha incluido una importante representación de la comarca en la Red Natura 2000 (RN2000). En total existen 10 espacios dentro de la RN2000 lo que supone una superficie de entorno al 30 % del total de la comarca, este valor está muy por encima del 20 % que corresponde a la comunidad autónoma de Castilla y León (Fernández-Manso, 2008).

La Mirada Circular transcurre por todos estos lugares. Se entretiene con la belleza y singularidad de este territorio de biodiversidad Natural y de patrimonio cultural. Intenta responsabilizarse en su conservación y en el bienestar de sus pobladores.

2.2. Una mirada inexcusable: la degradación del paisaje y la calidad el aire

“El mal que hacen los hombres les sobrevive”.

William Shakespeare, Julio César, III, 3.


Pero la mirada a la belleza es insuficiente. El Bierzo es un lugar de promociones y transformaciones. Su paisaje se va muriendo, un sinfín de obstáculos visuales están destruyendo sistemáticamente los habitats naturales de la comarca. Una insaciable obsesión vertical transforma día a día el paisaje visual. El Furor por las canteras y sus inmensas paredes verticales (Paradela de Muces, Rozuelo,…); la imparable repoblación de erguidos parques eólicos (Gistredo, Aquilianos,….); la inminente erección de nuevas redes eléctricas; la incompresible construcción de rascacielos (Ponferrada) que destruyen las proporciones de la denominada hoya berciana; la proyección irremediable del altísimo y faraónico monumento al minero (Torre del Bierzo); las enhiestas torres de térmicas, incineradoras y cementeras (Compostilla, Toral de los Vados,..); la recurrencia de elevadas antenas de telefonía móvil. La mirada se ciega, se contamina por esta colección de estructuras.

La planificación territorial ha estado completamente ausente en El Bierzo, y es cada vez más necesaria. Para cuándo la definición del modelo territorial de la comarca, para cuándo una política de ordenación del territorio. La planificación urbanística es un desastre. No hay, por parte de los poderes públicos, una visión estratégica del territorio.

Pero la problemática ambiental no se limita al paisaje que miramos. Muchas de estas estructuras y promociones tienen un impacto negativo en el aire que respiramos. La geografía circular no es una buena aliada con el desarrollo industrial. Las montañas circundantes y el clima acentúan los problemas de contaminación atmosférica dificultando la dispersión de la polución. En El Bierzo se localiza la segunda central térmica más potente de España; instalación que está a la cabeza de la contaminación en nuestro país: la primera central por sus emisiones de óxidos de nitrógeno y la tercera por sus emisiones de óxidos de azufre, gases ácidos precursores de la lluvia ácida y el ozono.

Según un reciente informe presentado por Ecologistas en Acción (Ceballos, 2009) en El Bierzo se superan los objetivos legales de dióxido de azufre y ozono. Los niveles de SO2 son elevados sobre todo al Este y Noreste de la Central Térmica, en la dirección de los vientos dominantes en el área. Rebasan la recomendación de la Organización Mundial de la Salud y los límites legales para la protección de la salud y la vegetación, con puntas muy elevadas. Desde 2002, se han registrado 17 alertas no declaradas, en Congosto, Cortiguera, Compostilla, Villaverde y Cueto. Otros informes ahondan aún más en el problema. En 2006, la ONG sueca Acid Rain estimó en 440 fallecimientos prematuros, 4.700 años de vida perdidos y 350 millones de euros anuales, el coste sanitario anual de la emisión de contaminantes por la Central Térmica de Compostilla.

La minería del carbón y la industria vinculada sigue sin solucionar los problemas de salud ambiental y humana de la comarca. La minería suscita una inevitable controversia. Por una parte, se asume que es una actividad central, imprescindible, que soporta una base económica amplia, y permite mantener la estructura territorial existente. Sin embargo, se reconoce que la actividad extractiva crea una estructura económica dependiente, depredadora y de bajo valor añadido, con problemas sociales derivados importantes (CIUDEN y Universidad de León, 2009). ¿El futuro de las regiones mineras del carbón no pasaría más que por subvencionar su actividad tradicional, desfasada y altamente contaminante por buscar otras alternativas?. El futuro de El Bierzo pasaría necesariamente por un valiente viraje hacia la reconversión de los trabajadores de la minería hacia otros sectores estratégicos. Sin ninguna lógica territorial se recurre sistemáticamente a esta actividad económica. ¿No es este un círculo absurdo, una mirada torpe a la realidad?

Nuestras montañas están siendo desmanteladas por el convencimiento de que todo nos pertenece, está a nuestro servicio y que la técnica puede sustituir a los logros de la inteligencia y a los latidos de la sensibilidad. La sociedad que desprecia a su madre rural circula rápidamente por una vía única recta, sin retrovisores en los vehículos y sin posibilidad de contemplar los derredores. Como es veloz cree que puede dominar al tiempo, como es centrípeta y egoísta considera que el espacio es tema menor, como cree en lo artificial supone que puede desprenderse de lo vivaz (Araujo, 2009). ¿No es necesario ya, ahora, definir un modelo de desarrollo que no caiga en estas contradicciones? ¿No es suficiente la colección inagotable de recursos renovables de esta fértil comarca para apostar definitivamente por un nuevo modelo de relación con el entorno? Desde la Universidad trabajamos en esta idea, La Mirada Circular sólo es una de las muchas actividades o proyectos de futuro.

2.3. La mirada realista: el drama socioeconómico y sus implicaciones ambientales

“El poblador rural actual, que es en todos

los sentidos residual, necesita autotransformarse

de manera radical para ponerse en condiciones

de gobernar el medio natural”

Félix Rodrigo Mora, 2009

Hemos recorrido un territorio lleno de contradicciones. Hemos circunnavegado la geografía de la comarca hasta fijarnos en sus gentes, en el capital humano. ¿Cuál es el estado de su capital humano? Nos centraremos en aquel que ocupa las zonas más desfavorecidas, las áreas de montaña.

Las áreas de montaña de El Bierzo son un ejemplo paradigmático del proceso de regresión socioeconómica cuyo máximo exponente son los serios problemas de despoblamiento. En los últimos 20 años muchos municipios han perdido el 50 % de su población, y la población, muy envejecida, presenta serios problemas de discapacidad, las actividades agrarias son escasas y en general el número de personas trabajadoras (afiliadas a la Seguridad Social) está por debajo del 20 %. La dominancia de las fuerzas centrípetas que lleva a una concentración de población y actividades en el centro comarcal (Ponferrada) han determinado un claro desequilibrio espacial que determina una clara “circuncisión territorial”.

El diagnóstico no puede ser más negativo y las repercusiones se traducen claramente en problemas de conservación de la biodiversidad. El abandono territorial no es aliado de la conservación. El abandono da lugar procesos deterioro en paisajes humanizados, implica una perdida de la riqueza (no aprovechada) y de la identidad cultural. Finalmente merma todo el saber hacer tradicional y sus ancestrales formas de gestión territorial.

El abandono rara vez es positivo para el territorio. Recientemente hemos definido las denominadas Leyes del Abandono (Fernández-Manso, 2009) y su implicación en las amenazas de conservación:

1. El abandono no existe, el abandono de lugar a menudo actividades marginales (e ilegales) que amenazan la conservación.

2. La magnitud de los impactos es directamente proporcional a la magnitud del abandono.

3. El signo del abandono raramente es positivo y da lugar a dinámicas estables de conservación.

El abandono y las problemáticas socioeconómicas estudiadas hacen que estas áreas de montaña se perciban como territorios empobrecidos y despoblados con escaso interés para vivir e invertir. Pero ante estos problemas comunes las acciones territoriales que se han desarrollado se han caracterizado por la desconexión y nunca han aprovechado el potencial que tiene la circunvecindad (los 20 municipios que forman el circulo berciano tienen problemas similares). ¿No sería necesario crear un gran proyecto común que fomente la colaboración?